Hoy me toca escribir a mí (aún con ciertas dudas sobre si soy mentora o una Jedi) para dar un punto de vista sobre lo que de primera mano desarrollo en el proyecto "Mentorías" de Betamind.
El término "mentoría" tiene más relación con el ámbito empresarial que con el campo de la educación. Es la relación que establece una persona más experimentada con otra menos experimentarla para guiarla , apoyarla y darla herramientas para mejorar en el ámbito profesional. Yo lo he redefinido un poco para llevarlo al ámbito educacional: Primero porque parto de la base de que no es que yo tenga más experiencia, sino que cada individuo tiene la suya, no cuenta tanto la cantidad. Segundo porque se les da valor a la emoción y la pasión (que escasean en las aulas, aunque comienzan a valorarse e incluirse en algunos currículos) y tercero, porque mi labor es desarrollar el pensamiento creativo y son necesarias las dos anteriores, la experiencia y la emoción para activarlo.
Una de las razones por las que comencé este proyecto no es la demanda de niños/as y adolescentes por sus malos resultados académicos, sino más por su desmotivación, apatía y confusión para encontrar sueños y metas alcanzables y que no se tiren por la borda del barco a la deriva llamado aula. El desarrollo de pensamiento creativo en el aula (en ocasiones para algunos o en muchas ocasiones para otros), cae a cuentagotas. Cuando en el aula se culpa al alumnado de no saber hacer, o no entender, los docentes hacemos juicios y les culpamos por derecho. En ocasiones podría ser que hay falta de actitud, desmotivación o falta de atención pero ¿nos preguntamos el porqué desde todos los ángulos? Nosotros también fallamos. Mi labor como mentora no es siempre idílico, ni las estrategias y las dinámicas funcionan por igual. Es mi deber siempre reflexionar desde mi función antes de cuestionar al alumnado. Es más cuando a veces se enfadan o no logro explicarlo como ellos necesitan yo también me frusto, me duele y me angustio tanto como ellos. Me quita el sueño y vuelvo a reconducir a través de la experiencia que me dan. El fallo es un punto de partida para poder mejorar, siempre. Los docentes no somos perfectos y lo que hacemos tampoco. Cuando eres docente, has de tener marcado en tu puerta:
"No te rindas, eres su ejemplo. Si tú te rindes y no prestas atención... ¿qué crees que harán ellos después?
Una profe por la que siento gran admiración, Elena, dice que "no hay niños que quieran fallar" y querer, lo que se dice querer , yo creo que ninguno.
Este programa de Mentorías no trata de aprender a pensar...no no no. Yo no obligo a pensar, parto siempre desde lo que quieren o lo que les gusta. La parte de contenidos curriculares viene después. Creo que pensamos siempre desde la emoción desde el querer, "pienso lo que quiero"...(sería un bonito lema para entrar al aula cada mañana) y el querer, viene de la experiencia. El pensar se activa desde nuestra experiencia y nuestra emoción. Y esto no lo digo yo, Sternberg lo dijo hace mucho y es una de las teorías de inteligencia que si no conocéis deberíais leer y empaparos.
Cuando comienzo las mentorías, los primeros días hablamos de los deseos y escribimos aquellos que quizá queremos aprender, otros que queremos enseñar sobre nuestras pasiones y aficiones . Es algo que vives y te emociona y parte de tu experiencia y tu realidad. A todo esto, mi realidad docente parte de la experiencia vivida con niños/as y adolescentes con altas capacidades (en el Programa de Enriquecimiento educativo de la Comunidad de Madrid casi ocho años, tres años con la asociación Arca Altas Capacidades y un año trabajando con alumnos desescolarizados (homeschooling) y menuda coincidencia... todos los "mentorizados" tienen altas capacidades intelectuales. No los llamo así en verdad, son superhéroes o superheroínas con un súperpoder muy duro de llevar en el aula: la invisibilidad.
Tienen otros poderes que conste, pero la realidad que veo es dura en ocasiones: para las familias (desesperación o confusión, luchas incesantes y sin herramientas en ocasiones para poder abarcar la racionalidad imperante y adulta de sus pequeños y pequeñas con esa energía inagotable), la de la comunidad educativa (los coles e institutos por tener grabado ese esterotipo y mito de altas capacidades intelectuales = alto rendimiento en la gran mayoría de los casos) pero sobretodo, por mis "superhéroes y superheroínas" : porque tienen que camuflarse y adaptarse mientras sus necesidades han de ser cubiertas al tocar la sirena (poder ser ellos mismos ante el sistema y porqué no decirlo, un alto porcentaje de la sociedad, es una auténtica batalla que ni la ficción de la Marvel, Tolkien o George R. R. Martin podrían relatar en sus cómics, libros o películas).
Tienen una necesidad de compartir, sentirse escuchados, que puedas observar su modos de ver y sentir el mundo...pero claro es ficción...y el mazazo académico en ocasiones les persigue con el lema :"¡No! es que esto se hace así" y vuelta al camuflaje.
Siempre me asombran sus frases y me llama la atención que, ante mis publicaciones sobre esas dosis de ingenio y raciocinio en edades tan tempranas, aún se generan dudas con comentarios como: "pero eso lo dices tú no el niño ¿verdad? o "es imposible que esto lo digan, te lo has inventado" A lo que voy a crear un lema que diga :
"Que no seamos capaces de ver,
no significa que no exista"
Voy a poner algunas de ellas:
Miguel Angel con 6 años afirma que "La nada no tiene color. Tengo que lograr imaginar el no color". o que Miguel explique su teoría sobre el universo: "creo que no existen las tres formas que dice la ciencia por lo tanto no sería un universo plano, ni curvo ni hiperbólico porque la forma la crean los bordes de las cosas y el universo es infinito" Como su madre describe: "es una mente que más parece una enciclopedia del enigma y la curiosidad". Y esto desde los dos añitos.
Elma de 7 años ante la pérdida de un ser querido:" Estamos todos tristes pero hacemos como que no" O "Es injusto que los padres tengan que trabajar los días que no hay cole: el mundo está mal pensado para los niños" Y con 4 años Elma ve una virgen y pregunta ¿qué es? y su madre cuando se lo explica dice: "Ahhh, una diosa pero vestida con eso en el pelo y que la han llamado así...bueno y ¿y que poder tiene ésta?
El caso de Pablo y Manuel es el claro ejemplo de adolescentes que ante sus altos potenciales, los pocos mimos y cuidados en el aula han tapado sus grandes deseos y emociones, a cambio de la exigencia de mostrar sus "altas habilidades" que por lo visto, han de ser en todo. Para mí trabajar con ellos es una tarea de guía, observadora, exploradora, oyente que debe estimular desafiar y en ocasiones alentar recordando siempre mi pasión: el arte.
Siempre me imagino pintando, haciendo dibujos o esculturas. El arte es un medio para expresar aquello que veo y siento, mi realidad. Es mi forma de activar y desarrollar el pensamiento creativo. Los cuadros de paisaje a lo largo de la Historia han tenido diferentes formas de representación desde las diferentes realidades de artistas. Te pueden gustar más o menos, pero de lo que no hay duda, es de que son paisajes para cada uno de ellos. De algún modo podría llevarse también al aula: El alumnado se manifiesta e interpreta de diferentes maneras esa realidad que tu intentas mostrar. Son también "realidad" su "realidad". Dejemos que muevan sus alas. Hay una frase que dice que "un pájaro posado en un árbol nunca tiene miedo de que la rama se rompa porque su confianza no está en la rama sino es sus propias alas"
Como artista y educadora desarrollo mi profesión sabiendo que he de marcar y valorar la diferencia, no tacharla. Ahí lo dejo.
Me quedo con una frase que nuestra profe Elena mencionó sobre la creatividad que dice Perkins y que creo (y espero no equivocarme) que define el objetivo de "Mentorías":
" CUANDO PROPONEMOS CULTIVAR LA CREATIVIDAD SE DEBE ALIMENTAR EL CORAZÓN, LOS OJOS Y LA MENTE"
Y ya que estoy ociosa, os dejo un vídeo especialmente indicado al profesorado: La charla Ted de Rita Pierson. Inspiracional cuanto menos:
Si queréis más información sobre nuestro programa podéis ojear la página :